Tras su premio en la Seminci, la película ha sido ya exhibida en festivales cinematográficos de Sudáfrica,Grecia, Uruguay, Colombia, Australia, Hungría, Argentina,Corea del Sur… y hoy se presenta ÉXODO CLIMÁTICO al público, después de un año de recorrido por festivales. El director tinerfeño tardó unos ocho años en ver su película proyectada porque tenía claro que su forma de narrar un documental pasa por el respeto y la delicadeza con las personas para lograr retratar de la manera más fiable y confiada su realidad. El largometraje documental viaja a la isla de San Martín, en el Caribe, afectado por inundaciones, huracanes y recurrentes tormentas tropicales; Ghoramara (India), por la subida del nivel del mar y Turkana, una comunidad nómada entre Kenia y Uganda, que sufre una intensa sequía. Allí Vanesa, Soma y Loubin, tres mujeres exponen sus vidas, su entorno y cómo el cambio climático ha terminado por llevarlas a la decisión de ir en busca de un futuro más seguro para ellas y sus familias.
Pero en este éxodo, además de poblaciones y vidas dejadas atrás, también se pierde su propio acervo cultural, tradiciones y costumbres al incorporarse, normalmente, al ritmo de ciudades más grandes. Ese es el caso de Ghoramara, una pequeña isla situada al sur de Calcuta, que llegó a tener una extensión de unos 20 kilómetros cuadrados y de la que ahora apenas quedan cinco kilómetros cuadrados por culpa de la erosión por la sobreexplotación de los mangales y la subida del nivel del mar. En ella ahora apenas queda una comunidad de 3.000 personas que se van marchando y perdiendo su cultura isleña.
Baute pone así rostro al desamparo de los millones de refugiados climáticos que pierden su hogar y su cultura. El drama va en aumento. Ver y sufrir con la carga emocional de este filme y su preciosa fotografía es un buen ejercicio para acercarse a esta realidad.
Eva González, periodista especializada en Medio Ambiente. (Green Blog)